CRISIS DE CONFIANZA ¿Se puede superar una infidelidad?
Por Ps. Samuel Jiménez Letelier

Uno de los conflictos más complejos que puede sufrir una pareja es vivir una infidelidad. Es asumido como una agresión emocional de alto impacto, pues viene a mancillar el ADN de la relación: La confianza.
Lo cierto es que esta crisis no siempre reviste características de un problema irreversible y más aún puede ser una oportunidad para generar un contrato relacional distinto, con matices más sanos y enfocados en la resolución de los problemas que los pusieron en un escenario tan doloroso.
Pero claro, definitivamente no es fácil. Son muchos los elementos que dificultan la resolución de este conflicto y es la capacidad de ambos miembros de la pareja para poder sobreponerse la que resultará determinante. No basta con sólo querer estar juntos. No se puede pretender que nada ha pasado e invisibilizar el problema. Muchas parejas caen en este fenómeno y lo cierto es que la tensión emocional no abordada genera tal tensión emocional que más temprano que tarde termina produciendo demandas nocivas. Lo que no se enfrenta a tiempo, se potencia y evitar el estrés natural de asumir el conflicto resulta muy costoso en el corto plazo.
Pero a veces tenemos el problema contrario, que por cierto nos sume en el mismo desequilibrio. Se produce cuando una persona no puede dejar de hablar sobre lo sucedo y por tanto en su febril búsqueda por obtener respuestas lógicas cae en una verdadero hostigamiento psicológico con la pareja, preguntando y sobrepreguntando sobre detalles, circunstancias y razones, lo que no siempre genera respuestas y es más, cuando las genera, pueden ser más dañinas que sencillamente dolorosas.
Lo cierto es que aún en consideración a las dinámicas ya mencionadas, una infidelidad requiere de una reingeniería profunda. Se puede perdonar (pregunta más común entre quienes la viven) pero la pregunta debe enfocarse en las capacidades que tenemos para poder hacerlo. La superación requerirá de procesos de aceptación más que de negación y particularmente de la capacidad de resignificar lo ocurrido. Cambiar la idea del engaño por la idea del error. Moverse desde el polo del castigo al polo del perdón. Entender que no es al infiel al que se le da una oportunidad sino que a s sí mismo para poder volver a creer. Y si todo eso se da, entonces podemos estar camino a haber superado la crisis más profunda que una pareja pueda tener y luego de eso ser más fuertes de lo que nunca pudieron imaginar.