Las Cuatro Patas de la Mesa
Por Ps. Samuel Jiménez Letelier

Podemos realizar una evaluación sobre el estado de nuestra relación de pareja?. El presente artículo pretende dar algunas pistas sobre en que situación se encuentra su relación para así cuidarla, mantenerla, mejorarla o preocuparse.
Cuando hablamos de relaciones y particularmente de amor de pareja, tendemos a creer que no existen teorías que puedan explicar el porqué un vínculo puede construirse como una relación sana y nutritiva o sencillamente como una experiencia dolorosa y dañina. La verdad es que, si bien es principio esta idea es cierta, pues la multiplicidad de factores hace que las variables implícitas en una relación la hagan impredecible, si podemos aventurar algunas condiciones insoslayables que pudieran resultar un buen indicador evaluativo de la relación en que vivimos.
Situaremos esta idea en el contexto de una analogía bastante sencilla aunque muy significativa: Una Mesa. En el entendido que una relación debe estar sustentada sobre cuatro ejes centrales, tal como ocurre con una mesa, donde cada pata cumple un rol y un funcionamiento determinado en toda la estructura.
Entrando en el ejercicio analógico estableceremos que uno de estos cuatro pilares guarda relación con lo que denominaremos el Afecto Diario., es decir, la capacidad que tienen los integrantes de la pareja para poder tratarse en el cotidiano con cordialidad y amorosidad. Cómo esta mi gordito, mi amorcito, los besito de despedida y bienvenida, tienen que ver con las fotografías que grafican cabalmente este tipo de relación. Esto debe no obstante ser una demostración honesta y no responder a la necesidad de construcción de estereotipos sociales. Una buena forma de verificar que así sea es ver si este mismo trato se lleva a cabo en la intimidad y en la soledad de loa pareja.
La segunda pata de la mesa, tendrá que ver con lo que llamaremos el Proyecto Común, y con esto nos referimos al como la pareja logra sincronizar desde su individualidad un proyecto de vida que persiga los mismos objetivos. Hablamos de parejas que se esfuerzan y se emocionan con la misma idea de futuro y se acompañan y trabajan para el logro de esa idea con entusiasmo y compromiso pero sin caer en la postergación de los espacios propios.
La tercera pata de nuestra sencilla metáfora, estará establecida por lo que llamaremos la Admiración Mutua. Consiste tal como el concepto lo indica, en la capacidad de creer, apreciar, admirar al "otro" por sobre todas las cosas. Hablamos no solo de admirar, sino también de poder demostrar dicha admiración por medio de actos y actitudes concretos, como lo es el saber escucharse, que lleva implícito el respeto y la transmisión de un mensaje claro: "Me importa lo que dices". Implica la confianza y la credibilidad y por cierto la estima a lo que nuestra pareja "es". No obstante esta dimensión debe evaluarse más allá de la idealización irracional que muchas veces se expresa en las relaciones y que tiende a decaer e incluso luego de un tiempo inicial a polarizarse en el polo devaluativo, claro indicador de las relaciones limítrofes. La admiración de la que hablo corresponde a una valoración ajustada a la realidad y conservada por principios de objetividad.
Finalmente, la cuarta parta de la mesa (es necesario decir que el orden precedente no implica ninguna jerarquía asociada), es la del Disfrute Sexual. Hablamos de cómo una pareja crece en la dimensión sexual cautelando los principios del placer y la generosidad. El buen sexo no será el que genere más orgasmos, sino el que invite a recrear emociones nuevas, sorprendentes. Existe sincronía entre los cuerpos, el amor se vive, se huele y se palma. Los sentidos se exaltan y la amorosidad se expresa en su mayor amplitud. Hablamos de sorprenderse con el otro, hablamos de entregarse y recibir. Hablamos de la materialización física de las sensaciones amorosas más sublimes. Ese es el verdadero sexo placentero. Y una pareja bien construida posee esta cualidad relevante.
Así, hemos revisado esta analogía de la mesa y sus cuatro patas. Si identificas que tienes las cuatro patas, estás en una relación que debes cuidar y mantener, pues tiene futuro en la medida que no descuides los por menores que la sustentan. Mi madre explicaba (aunque con otros significantes por cada pata), que en la medida que tengas tres de las cuatro, si uno de los dos hace un esfuerzo la relación se podría sostener. Bastaría con que uno con sus manos sostuviera la esquina de la pata ausente. Si faltaran dos de las cuatro mesas, ya sería necesario que los dos integrantes pusieran mucho trabajo para mantener la relación. Claramente tendrían que equilibrarla situándose en cada esquina de las patas faltantes. Si ya faltan tres, o incluso las cuatro, es hora de pedir ayuda o terminar por darse cuenta que la vida tiene preparadas nuevas oportunidades, otras mesas, con patas más firmes que puedan sostener el peso maravilloso de lo que implica mantener una relación sana. Una gran tarea, que se construye cada día.
Y en su mesa... Cuantas patas hay?